Luego de las modificaciones que el oficialismo realizó al proyecto de reforma y unificación del Código Civil y Comercial, muchas de ellas favorables a la posición de la Iglesia, la Conferencia Episcopal negó que haya sido debido a un acuerdo entre la cúpula eclesiástica y el gobierno nacional, como evaluaron algunos dirigentes políticos.
"La participación de la Iglesia fue clara y pública. Actuamos con honestidad y responsabilidad, al plantear públicamente nuestro parecer como un servicio a una obra que nos compromete a todos", dijo el arzobispo de Santa Fe y presidente del Episcopado, monseñor José María Arancedo y agregó: "No hubo nada que no se conociera."
Arancedo aclaró que la Conferencia Episcopal enumeró una serie propuestas en un documento que fue público, al igual que lo hicieron otras instituciones, y agregó que, de hecho, muchos aspectos del dictamen que aprobó la Comisión Bicameral no coinciden con la posición eclesiástica.
Por su parte, el obispo de Chascomús, monseñor Carlos H. Malfa, fue más directo al precisar que "La Iglesia no negocia ni muchos menos presiona, sino que ejerce con libertad su irrenunciable servicio a toda la sociedad en la fidelidad a Dios y a la dignidad humana".
Malfa y Arancedo son, junto al arzobispo Agustín Radrizzani, las principales voces de la Iglesia en relación con la reforma del Código Civil, ya que los tres integran el Equipo Episcopal para la Vida, que analiza las implicancias de los proyectos legislativos en temas vinculados a la vida y la familia, dos temas de extremo interés para la institución.
Fuente: El Argentino
wdm.
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