El G20 aprobó la declaración que reclama soluciones pacíficas a los conflictos

La Cumbre del G20 celebrada en la ciudad sudafricana de Johannesburgo adoptó este domingo por unanimidad su declaración final que reafirma el llamado del bloque a la resolución pacífica de los conflictos globales, a la acción decidida frente al cambio climático y a la atención prioritaria de los desafíos que enfrenta África. 
La presidencia sudafricana informó que el texto fue aprobado como primer punto de la agenda, gesto poco habitual en este tipo de reuniones, reflejo, según autoridades locales, del amplio consenso alcanzado durante las negociaciones previas. 
El portavoz presidencial Vincent Magwenya confirmó en conferencia de prensa que el documento quedó “formalmente adoptado”, destacando que su eje central es "el compromiso inequívoco con soluciones pacíficas y negociadas a los conflictos que tensionan el escenario mundial". 
La declaración menciona expresamente las crisis en la República Democrática del Congo, Sudán, Palestina y Ucrania, y subraya la necesidad de respetar la soberanía y la integridad territorial de los Estados, principios consagrados en la Carta de la ONU. 
El texto exige asimismo el cese de los conflictos armados, un incremento significativo de la financiación climática y la incorporación de las prioridades africanas en la arquitectura internacional del desarrollo. 
En materia ambiental, el G20 reiteró su adhesión al Acuerdo de París y la urgencia de impedir que la temperatura global supere los 1,5 grados Celsius. 
Las naciones en desarrollo, señala el documento, requerirán hasta u$s 5,9 billones para cumplir sus compromisos climáticos hacia 2030. El bloque llamó a robustecer los fondos de pérdidas y daños, acelerar la adaptación y expandir los sistemas de alerta temprana. 
La declaración también apunta a retos estructurales que afectan al continente africano: más de 600 millones de personas carecen de acceso a electricidad y cerca de mil millones a combustibles limpios para cocinar, situación que provoca alrededor de dos millones de muertes cada año. 
El texto urge además a impulsar una cadena de valor local para los minerales estratégicos, considerados cruciales para el desarrollo sostenible. 
En el ámbito alimentario, el documento advierte que 720 millones de personas padecen hambre y 2.600 millones no tienen acceso a una dieta saludable. 
Los líderes del G20 rechazaron el uso del hambre como arma de guerra y reafirmaron el compromiso con un desarrollo inclusivo, el empoderamiento de las mujeres y la garantía de la seguridad energética y alimentaria global. 
La aprobación del comunicado se produjo en un clima marcado por un fuerte diferendo entre Washington y Pretoria. 
La administración del presidente estadounidense Donald Trump boicoteó la cumbre y presionó para impedir la publicación de la declaración final, acusando a Sudáfrica de emplear su presidencia para "socavar" los métodos de trabajo del grupo.
La portavoz de la Casa Blanca, Anna Kelly, afirmó que el presidente Cyril Ramaphosa impulsó la adopción del texto "pese a las persistentes objeciones" de Estados Unidos, que consideró la decisión una violación del principio de consenso. 
Pretoria respondió señalando que el documento era “no negociable” tras un año de trabajo diplomático y que contaba con un apoyo abrumador de los Estados miembros. 
Magwenya recordó además que se trata de la primera declaración emitida bajo una presidencia africana del G20. 
En los tramos finales de la negociación, Argentina se retiró del proceso, expresando sus reservas sobre las referencias al conflicto en Oriente Medio, particularmente a los llamados a una paz justa y duradera y a una solución para la cuestión palestina; la postura se alinea con los estrechos vínculos de Buenos Aires con Washington y Tel Aviv. 
Bajo el lema “Solidaridad, Igualdad y Sostenibilidad”, la Cumbre de Johannesburgo contó por primera vez con la Unión Africana como miembro permanente del G20, hecho calificado por observadores como un paso decisivo hacia una gobernanza global más representativa. 
El encuentro ocurrió en un contexto internacional de elevadas tensiones por la guerra en Ucrania y en paralelo a las discusiones preparatorias de la COP30, prevista en Belém, Brasil. 
Sudáfrica, que asumió la presidencia del grupo en noviembre de 2024, entregará oficialmente el mando a Estados Unidos al término de la cita. 
Fuente: sana.sy/es 
wdm.

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